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viernes, 14 de junio de 2013

"EL ARTE DE VIVIR"

1.22 X 0.50 MTS  Acrílico/ mdf


La obra presenta una panorámica nocturna, de la ciudad de San Cristóbal, en donde la luna y su luz tienen un papel protagónico, habiéndose manejando libremente la distribución de dicha ciudad en el cuadro compositivo, retratando ciertos elementos arquitectónicos pertenecientes a la misma, como las dos figuras escultóricas en primer plano, que son las esculturas que se encuentran a cada lado de la puerta de acceso sur, del edificio nacional, ubicado en el casco histórico de la ciudad; y las figuras de la catedral y del museo de ciencias en paramillo, ubicadas a los extremos izquierdo y derecho de la obra respectivamente, con el fin de, primero, confirmar de cual ciudad se trata, como motivo de inspiración, y por otra parte, estos elementos arquitectónicos, son utilizados como símbolos referenciales, de conceptos universales, como los pares de opuestos, componentes irreductibles del concierto de la creación divina, entre los que se encuentran la intuición y la razón, lo místico y lo científico, también lo masculino y lo femenino, para dar cuerpo a una historia de fondo que se quiere contar llamada “el arte de vivir”, para la cual también se han tomado elementos referenciales de una obra clásica, como lo es el ballet del lago de los cisnes, en cuyo contenido, el mundo real se cruza con el mundo mágico y místico. Una historia en la que prevalece el poder del amor sobre la ambición y la traición, que en realidad podría ser la vida misma del día a día, pero recontada de manera poética, artística.
El paisaje, natural o urbano, es nuestro escenario, es en donde plasmamos nuestra obra vital, es en donde se proyecta nuestra humanidad, con todos sus matices, emocionales, físicos y espirituales. Y entonces cada uno de nosotros, somos protagonistas de una historia, personal, intima y a la vez universal. Podemos amar, podemos odiar, y podemos también trascendernos a nosotros mismos, a nuestra propia humanidad, consiguiendo de esta manera, aportar ese granito de arena que se necesita, para que entre todos podamos contribuir con la salvación del planeta, de nuestro hábitat, pero debemos mirar en nuestro interior, lo que allí guardamos, y que es, por lo tanto, lo que compartimos con nuestros hijos, con nuestros padres, o con los amigos,  como una red que se extiende hacia lo global, pues no podemos sustraernos de esa realidad que vivimos, generada por el mismo avance tecnológico o científico, en que cada vez estamos mas cerca uno del otro, sin importar las distancias geográficas. Pertenecemos ya, a una comunidad global, a una mega ciudad, al planeta en su totalidad.









lunes, 10 de junio de 2013

MI PUEBLO YA NO ES MI PUEBLO NI UNA CIUDAD CUALQUIERA

En un primer plano aparece representado el desfile de Feria que se celebra en toda ciudad. En este caso la ciudad es hipotética, utilizando elementos de la realidad, y elementos imaginados.
En su mayoría, los elementos tomados de la realidad pertenecen a la ciudad de San Cristóbal, como la catedral, el palacio arzobispal, el centro cívico, la casona del museo del Táchira y el edificio sede del museo de Ciencias Naturales. La casona nº 25 sede del Mavet, también la casa Steinworth. Edificios como el hotel Tama, la torre E, F, el Horizonte, la torre Unión, el estadio polideportivo y el de beisbol, la plaza de toros, entre otros.
De la ciudad de Coro, la casona del balcón de los Arcaya, el portal de “la casa de las ventanas de hierro”, y fachadas dela calle Carabobo en Maracaibo, el mercado de Capacho, y a lo lejos en las montañas una imagen de la virgen dela paz, de Trujillo.
Elementos imaginados: la plaza principal, en cuyo centro se representa la estatua de Juan de Maldonado. La disposición de los edificios también es arbitraria, y la misma ciudad y el paisaje corresponden a una composición basada en la región a la cual pertenezco, zona de montañas, y a la topografía de la ciudad que habito, conformada por terrazas que descienden por la falda de la montaña hasta llegar al rio Torbes, cuya coloración rojiza es debida a la llegada de la quebrada La Machiri a sus aguas, que ocurre en el sector de Táriba.
La obra quiere destacar la belleza del patrimonio cultural venezolano, y su conservación, la arquitectura colonial que debemos valorar, y también la nueva arquitectura que manifiesta  un nuevo momento histórico, una nueva tecnología, respondiendo a una lógica evolución y adaptación. Lo antiguo y lo contemporáneo en un mismo escenario. Esto, la ciudad, lo urbano, su complejidad, como hábitat del ser humano, cuya esencia es la misma desde que aparece en la Tierra, con sus necesidades físicas y espirituales. Pero que el paso del tiempo hace que se manifieste de diversas maneras, siempre adaptando al momento presente sus inquietudes culturales. En este caso, el venezolano, multicultural, con una riqueza de tradiciones provenientes de diversos orígenes, y aquí con precisión, el desfile de Feria de San Sebastián,   que ocurre en el mes de enero en la ciudad de San Cristóbal, pero que homólogamente también lo posee toda población venezolana, como parte de sus tradiciones.     
Alejandro Bautista


Catedral y Palacio Arzobispal SC
 
Museo del Táchira, Obelisco de la colonia italiana,
atrás el Hotel Tamá, al fondo Puente Libertador

Casa del balcón de los Arcaya, de Coro

Mercado de Capacho y fachadas de Calle Carabobo de Maracaibo