La totalidad del Universo. El
equilibrio, la armonía. Los pares de opuestos. Ying y yang.
La vida y su discurrir a
través del tiempo es un continuo trabajo íntimo y personal para ir creciendo en
conciencia, y consecuentemente en conocimiento.
Las oportunidades que la vida
ofrece para desarrollarnos como individuos son inagotables, y funcionan como
llaves que nos acercan a ese objetivo
que espera ser conquistado por cada uno
de nosotros, y que reside allí, en el centro del universo, en el AXIS MUNDI, el
cual es el lugar o punto donde se encuentran el cielo y la tierra, allí , “La
comunicación de los reinos inferiores puede ascender a los superiores y las
bendiciones de estos reinos superiores pueden descender a los inferiores y
diseminarse por todos ellos”, “un lugar sagrado por encima de todo”.
El ser humano, hombre y
mujer, experimenta el axis mundi en todo el centro de su ser, en su corazón, allí debe alcanzar el equilibrio de sus partes
para acceder a la armonía que lo hará ser participe de la construcción de un
mundo mejor, allí vive las contradicciones que su naturaleza dual le demanda,. Por un lado la densa materia, la carne, el
cuerpo, y el lado oscuro instintivo. Por otra parte, la luz de la razón, el
fuego de la divinidad que le da
conciencia y lo hace trascender de lo netamente terrenal mundano hasta las
elevadas cumbres del espíritu. Y no debe sacrificar ninguna de las dos partes
de su naturaleza en pro de una sola, pues perdería su humanidad y el mundo se
convertiría en un caos muy distante de la armonía universal.
Es un trabajo diario,
continuo y no es fácil. Se requiere despertar lo antes posible, y engranar
conscientemente en la maquinaria del Universo, que no se detiene ni espera por
nadie, solo brinda las oportunidades para ser parte de la armonía universal.
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